"...sacó el Ángel Exterminador su espada de fuego, su tote, su fierro, su juguete, y de un relámpago para cada uno en la frente los fulminó. ¿A los tres? No bobito, a los cuatro. Al gamincito también, claro que sí, por su puesto, no faltaba más hombre. A esta gonorríta tierna también le puso en el susodicho sitio su cruz de ceniza y lo curó, para siempre, del mal de la existencia que aquí a tantos nos aqueja. Sin Alias, sin apellido, con un sólo nombre, Alexis era el Ángel Exterminador que había descendido sobre Medellín a acabar con su raza perversa..."


Fernando Vallejo, La virgen de los sicarios.

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