[Viajes] Budapest, 3era vez!

Uno de los lugares del mundo que permanece en mi imaginario como lugar no solo para vivir sino en el que disolverme es Budapest. La primera vez que la visité fue hace 12 años, la segunda hace 11. Estuve a punto de mudarme ahí, inicié la búsqueda de trabajo, pero apareció Laëtitia en mi vida y mi camino se torció hacia París, donde viví 9. La elección o cambio no fue para nada malo. París llenó mi vida de experiencias y a mí de conocimiento. Fui feliz en París, y triste (pero tropical), como cualquiera en cualquier otro lugar del mundo; sin embargo, no se trataba cualquier otro lugar, se trataba de París.



Sea como fuere, la experiencia húngara quedó clavada en mí como una espina; por más que intentara mirar a otro lado, nunca pude evitar de pensar en mi destino primero, de añorarlo como una saudade. Como digo en un poema de II (segundo vol. de la trilogía del signo), en un intento inútil por desprenderme:
"...yo continué mi camino entre las calles inundadas, abandonadas y malolientes de las ciudades, Lima, Barcelona, París, Budapest, que en su momento dieron a más de uno en el pecho como un flechazo que desangra hasta la última gota pero que ahora no son más que nombres en el mapa confuso de cualquier memoria..."
Como si Budapest fuese solo un punto en mi memoria, como si yo, L.M. Hermoza, pudiera desprenderme de mis sueños.

Volví, este año volví, once años después. No voy a contarte mis emociones ni detallar mis aventuras; tal vez en otro post. Solo voy a resumir una parte de mis opiniones: 

Budapest sigue siendo la bella ciudad, de gente bella, cerrada de lunes a viernes de 8 a 20h y abierta el resto de la noche y los fines de semana; en donde parece que todo lo puedes! Hay movimiento en Budapest; como en todo país pobre que tiene que buscárselas. No hay, pues, ese abandono en las manos del estado, privilegio de los países privilegiados. Pero al contrario de lo que puede pensarse, esta situación, lejos de atemorizar, parece no inquietar a nadie. Los húngaros y húngaras con quienes hablé, los hispanohablantes residentes allí con los que me crucé y me compartieron su experiencia, todos me hicieron percibir, además de que se sentían bien en esa ciudad, que no era para nada una mala idea mudarme. 

Recordé aquello que me dijo alguna vez un efímero amor húngaro, que desapareció para perderse en Asia, cuando supo de mis deseos reprimidos de vivir en su ciudad: 
"Quieres irte al país donde todo es posible."
Nos habíamos intercambiado libros y era el último día que nos íbamos a ver... de hecho, que nos vimos. Yo le dí La guerra del fin del mundo de MVLL y ella me dio Le voyageur et le claire de lune de Antal Szerb. 

Bueno, al grano: todo este post era pretexto para compartir mis fotos cubriendo el parlamento de Budapest... Es lo que pasa cuando uno se siente muy guapo que ni un edificio histórico puede opacar tu belleza.








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