[La madre rata] por Miguel Rodríguez: LMR es una buena cachetada en la cara a nuestra sociedad, una patada en el culo a la hipocresía

Mi estimado amigo, el poeta peruano Miguel Rodríguez, desde su exilio en los bosques de Lambesc, me manda un comentario sobre La madre rata, mi primera novela que presentaré este martes 26 de noviembre en París (Librería L'Harmattan, 16 rue des écoles, V°) y en Barcelona el jueves 5 de diciembre (Librería Sollidari, C/ Galileu 13, Sants). Rodríguez hace una lectura bíblica de mi novela. Si bien no es nada anacrónico este abordaje, es del tipo de cosas que no te esperas! Aquí la comparto.
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ÁNGEL DEL INFIERNO

Por Miguel Rodríguez.




                        « Josué exterminó a Amaleq y su gente con el filo de la espada » 
Éxodo 17, 13.

               « Jesús les dijo: yo veía al Shatan caer del cielo como un relámpago » 
Lucas 10, 18. 



El 24 de octubre de la era cibernética, durante un intervalo de dificultad en la redacción de mi nuevo trabajo griego, se me prendió la chispita… Estoy, con la novela entre manos, en el bus que diariamente me transporta del pueblo donde vivo a mi studio en Aix-en-Provence, donde escribo, leo y hago siestas, antes de regresar al castillo de Lambesc.

Tuve el gustazo de conocer a mi semejante y colega de trabajo, el poeta cantante Luis Miguel Hermoza, allá, en París con aguacero, en enero del 2014, estamos en el hermoso local de arte donde trabaja el poeta Elqui Burgos, vengo a invitarlo a la presentación de un libro mío, aquí está el cantante de gris negro, de negro gris, muy elegante, con su sonrisa de duende y lentes inteligentes, ven también le digo, y pasa la voz, bueno, mañana los espero en el Inti Boutique.

Al finalizar la presentación, le regalé un libro, y él me regaló uno suyo, delgadito por fuera pero muy denso por dentro, Pueblo Joven II, cuya posterior lectura me dejó sorprendido, feliz y admirativo, donde los arqueólogos literarios del futuro, allá en Perú campeón, podrán leer esta interesante dedicatoria: « Para Miguel como muestra de mi amistad y complicidad este libro de mi camino a la nada ¡Mucho vino y sol en la noche! »… ¡Otro poeta pura sangre made in la patria! ¡Mimo Santorín! Estuve en contacto telefónico e internético con Luis Miguel. Lo invité al sur. Estuvo a punto de venir, al final no se concretiza el proyecto, puede que por interferencia de nuestras féminas, puede que no, en fin, pasa el tiempo, el poeta pura sangre incursiona en la edición, luego encabeza un movimiento poético llamado Cornelius, como el personaje de El planeta de los simios, para una singular propuesta, un planeta sin humanos, sólo con animales, vegetales y minerales, propuesta a la obviamente adhiero… Sigue pasando el tiempo, parpadeos o mordiscones del viejo Cronos, un día me comunica, vía mail, la próxima, la inminente aparición de su novela titulada  La Madre rata, madre rata, ¡qué pendejo! ¡Madre rata hijo ratón!  Y yo que soy un joven lagarto del jurásico del siglo XX, al menos en lo concerniente a la diosa tecnología, por primera vez, en esta vida al menos, logré comprar la obra por internet, vía Amazon, y de pasarela me compré un smartphone, te lo agradezco, tocayo, estos detalles electrónicos y mecánicos, que me causaban cierto rechazo, cierto asco, cierto miedo, como si la tecnología robotizante fuera la vencedora de la poesía, es en realidad una herramienta maravillosa, digna de nuestro viaje a las estrellas, o a la nada, como quieras… ¡Un planeta sin humanos! El sol nocturno es el sol  de Nietzsche, la noche también es un sol, y mucho vino se refiere al dios Dionysos, pero la nada puede ser la extinción budista, el nirvana, porque aquí, en la tribuna de Occidente, como su nombre lo indica, la nada no existe.

Empecé con cierta dificutad, con cierto desgano, y ahora me doy cuenta que estaba haciendo lo que no se debe, ni en la vida ni en el arte, inconscientemente estaba comparando esta escritura con la de Pueblo Joven II, nada qué ver, son registros distintos, además en la novela la escritura, bella y fluida, avanza sin tropiezos, o si los hay los esquiva, como agua entre las piedras… De pronto tomé impulso y empecé a devorar el texto a mordiscones… ¿Epígrafe bíblico? ¿Y del antiguo testamento? ¿Por qué? ¿La inocencia? ¿La intrusión del diabolos? ¿En qué consiste la inocencia? ¿Qué es la inocencia? ¿Se puede considerar esta novela como un estudio de eso que a todos nos concierne, o sea el mal? ¿Qué es el mal? Si el mal es lo contrario del bien, lo contrario de la vida es la muerte, pero no, para nada, lo contrario es el nacimiento, y además la muerte es una forma de vida muy rara, la vida no tiene contrarios… ¡Fusión de opuestos! Los aparentes opuestos, en verdad, son complementarios e indisociables, los aparentes opuestos pertenecen al mismo movimiento… La disolvente y placentera lectura de La Madre rata me pone de ánimo bíblico y metafísico… Apenas terminada ésta, medio con sobresaltos reflexivos, se me vino a la película interminable de la mente otra novela, El Señor de las Moscas de William Golding… Vemos unos chiquillos en un isla, sobrevivientes de un accidente de avión, hay una degradación moral que parece natural, que parece inherente a nuestra humana y animal condición, la inocencia relativa se transforma en salvajismo, aires de antropofagia, lo cocido y lo crudo, los chiquillos se convierten en ratas, en felinos, en hienas, en chacales, en cocodrilos, en serpientes, las jerarquías se establecen, Darwin otra vez, la lucha de los inicios, la supremacía del más fuerte… ¿El bien? ¿El mal? ¿Y qué tal si la crueldad intrínseca al mono intelectivo que somos fuera un residuo de nuestra antigua, ancestral animalidad del Neardental o de mucho antes? En La Madre rata, el autor explora situaciones extremas, cuando uno, cualquiera de nosotros, está confrontado a ellas, abocadas a la violencia de los tabúes. Aquí no se habla de antropofagia, ni de incesto, ni de crímenes, ni de masacres, ni de infanticidio, pero sí de otra violencia, pero sí del traumatizado sexo. La violencia es congénita y está inscrita en nuestro ácido desóxidorribonucléico desde los primeros tiempos, también por este motivo hay violencia en la escritura, cuyo logro mejor es que no comete pecado de literaturizar, el oxígeno y la libertad son totales… « El Señor de las moscas » es uno de los muchos apelativos de esa institución mental, el diablo, mutante perpetuo. El diabolos neotestamentario es muy distinto del shatan veterotestamentario, así como el fúrico Yahvé (YHWH) nada tiene que ver con el padre amoroso y protector. El leviatán, la serpiente huidiza que matará al dragón del mar (Isaías 27, 1), nada tiene que ver con el antropomórfico, de pronto con rasgos de sátiro, diabolos tentador del Christos, ni mucho menos con el dragón cósmico concebido por el poeta Juan de Patmos. Lo propio de las instituciones angélicas o diabólicas de nuestra literatura fantástica, es la jerarquía. En esta novela, Cherry es el jefe, o Mamey, Cebolla, Valerio, Chuky o Selvanegra son ángeles o demonios subalternos, y por allí anda como escondido el narrador, no es Corradi, no es Irigoyen, de pronto es Gálvez, pero eso no importa, fluye la fina escritura entre escollos morales, el sistema de humillación, el miedo, el vicio, el castigo, la venganza, la culpa, el desprecio, la burla, el odio, el machismo, el sexo concebido como sucio y malo, y la virginidad es ensalzada como un valor intrínseco a los códigos morales de esa sociedad, la homosexualidad considerada con desprecio, nada más obvio, la ley mosaica da pena de muerte a los homosexuales de las dos tribus, a las mujeres adúlteras, a los incestuosos, a las chiquillas que han perdido su virginidad como las hermanas Acosta, personajes altamente cargados de erotismo, y por otro lado la misma ley dice ¡No matarás! ¿En qué quedamos?... Otro gran autor que recordé amorosamente, gracias a Luis Miguel, fue al maestro Henry Miller en Trópico de Cáncer… « This then ? This is not a book. This is a libel, slander, defamation of character, this is not a book, in the ordinary sens of the word. No, this is a prolonged insult, a gob of spit in the face of Art, a kick in the pants to God, Man, Destiny, Time, Love, Beauty… what you will. » Esto es La Madre rata, esta es su fuerza y su audacia, una buena cachetada en la cara a nuestra sociedad, al hombre, al destino, al tiempo, al amor, a la belleza, una buena patada en el culo a la cucufatez y a la hipocresía, y, como dice el maestro Miller, una buena patada en el culo a Dios, es decir a esa sociedad bienpensante… ¿Una parábola de la condición moral peruana, heredera de la hispánica? Muy precisamente. Es evidente que, antes de la invasión, cada pueblo, cada cultura tenían sus dioses y sus valores morales. Si consideramos los nuestros, los valores morales de Occidente, no hay biblioteca más inmoral que la Escritura, pues de ella provienen, de tal palo tal astilla, todo eso proviene de la biblia, es decir del sacrosanto judeocristianismo.

Gracias a esta obra, voy a explayarme, con cierta insidia, en un terreno de mi predilección. El interesado puede, desde ya, compulsar su biblia, para cotejar versiones, traducciones y traiciones. Pródiga en cólera, en venganza, en odio, en inmolaciones, en destrucción, en incestos, en sacrificios humanos y animales, en lapidaciones, en robo, en esclavitud, en intolerancia, en exterminios, en masacres, en genocidios, en fanatismo, en infanticidios, en misoginia, en homofobia e incluso en incitación al canibalismo, la Escritura, que cuenta las costumbres de los hebreos de la época, le pone los pelos de punta a un lector atento. Aquí, en una de tantas masacres, aparece Josué y detiene al sol, al tiempo, para que dure más, hogueras, olor de carne chamuscada. Como bien sabe el interesado, los libros históricos son Josué, Jueces, Ruth, Samuel y Reyes. La particularidad del libro de Josué, es que trata de la conquista de la Tierra prometida. Josué es el encargado de  dirigir la gran maniobra, la invasión de Canáan, masacre tras masacre, guerra tras guerra, genocidio tras genocidio, pues « Yahvé es un guerrero » (Éxodo 15, 3). Un autor no desprovisto de humor, de quien extraigo estas referencias, el erudito canadiense Normand Rousseau, opina que la conquista de América por los feroces cristianos es un calco de la conquista de Canáan por los hebreos, a veinte siglos de distancia. El significativo epígrafe de la novela se refiere a este personaje (Josué 7, 24-26), por eso hago una lectura bíblica… El sinuoso y esquivo narrador parece ser afecto al castigo, al orden sacrificial, a los ritos, a la crueldad…

Cuando leí los versículos de Pueblo Joven II, esta singular forma me llamó la atención… ¡Qué pendejo el tocayo! ¡Está cincelando sus versos en tabletas rúnicas, pero con la técnica bíblica! La piedra de toque es la energía vital en todas sus formas, violencia incluída, el despertar sexual, el exhuberante despertar sexual de la pubertad, en el contexto de una sociedad reprimida… Puede que sea un estudio de esta, del clero y de la política, donde imperan la crueldad, la violencia, el machismo y, sobre todo, la inferiorización de la mujer, el interesado puede consultar, por ejemplo, Timoteo I, 2, 9-15.

No tengo a mano ejemplar de la biblia en español, lo que aquí cito viene de la Biblia de Jerusalén en su versión francesa, veamos, por ejemplo a propósito de la virginidad, o a la pérdida de ésta, considerada como atributo no sexual, sino moral. « Pero si el acto se confirma y no se encuentra en la muchacha los signos de la virginidad, deberá salir por la puerta de la casa de su padre y sus conciudadanos la lapidarán hasta que muera, por haber cometido una infamia en Israel deshonrando a su padre » (Deuteronomio 22, 20).

En la biblia, aparte de encarnar el mal y la desgracia del hombre, el macho, o sea de la versión microbiana de dios padre, mi libro preferido, El Eclesiastés, dice que la mujer es más amarga que la muerte. En el antiguo y nuevo testamento, la mujer es totalmente inferiorizada, en el mejor de los casos considerada como una propiedad, como una cosa, aunque en realidad es proscrita y maldita, porque proscrita y maldita es la fuente natural de vida por excelencia, el sexo. En La Madre rata, vemos que uno de los códigos del machismo consiste, o exige, al iniciado, en no enamorarse, sólo seducir, aprovechar e irse, enamorarse es considerado como una debilidad y se trata de ser fuerte, invulnerable, el macho no recibe castigo, sólo lo da, exactamente como el viejo Yahvé, y hay que respetarlo, como en Deuteronomio 22, 20.

Parecido o comparable al afortunado rey Salomón, un hombre puede, porque el dios es macho, tener mil mujeres, pero si una mujer no es virgen o comete adulterio, es quemada viva o lapidada… Como en la biblia, en La Madre rata, la virginidad de la mujer es entronizada como valor máximo, sexual y moral, pero sobre todo moral. Además el narrador, digno heredero del Conde de Lautréamont, vive en un barrio llamado Jesús María. A propósito, en Los Cantos de Maldoror leemos esto: « Hay que dejarse crecer las uñas durante quince días… ¡Oh! ¡Qué dulce es arrancar brutalmente de su cuna a un niño que nada tiene todavía sobre el labio superior y, con los ojos bien abiertos, fingir que pasamos suavemente la mano sobre su frente, llevando hacia atrás su bella cabellera! Luego, de golpe, cuando él menos se lo espera, hundir las largas uñas en su pecho suave, pero no para hacerlo morir… » Estamos en el universo imaginario de Isidore Ducasse… Comparadas con la Escritura, las palabras del Conde de Lautréamont son poca cosa. En el antiguo testamento, Yahvé  (YHWH) le dice a Moisés: « Conságrame tu primogénito, primicia del seno materno entre los hijos de Israel. Hombre o animal doméstico, ambos me pertenecen » (Éxodo 13, 1). En verdad, Yahvé exije el sacrificio de los hijos primogénitos, de los paganos pero también de sus adoradores «  y yo me vengué de sus ofrendas haciéndoles que sacrifiquen a todos sus primogénitos, para castigarlos, para que sepan que yo soy Yahvé » (Ezequiel 20, 26). Este infanticidio sacrificial es una práctica que place a Yahvé, el interesado puede consultar (2, Reyes 17, 17), (2 Reyes 21, 5-6), (Jeremías 7, 30-31), o el terrible sacrificio de los siete hijos de Saúl (2, Samuel 21, 9) por descuartizamiento. En Salmos 137, 8-9, atribuídos al rey poeta David, leemos: « Hija de Babel que debes morir / Feliz el que nos vengará de los males / que nos procuraste / Feliz el que atrapará a tus niños / para despedazarlos contra la roca. »

¿Qué es la inocencia? La inocencia es lo natural, y no hay nada más natural que el sexo… Pero, en el contexto de nuestras instituciones, ¿a partir de qué edad dejamos de ser naturales? El contacto con la sociedad, con los valores de ésta, con la represión de ésta, nos hace perderla, en verdad nos alejamos de las leyes de la naturaleza y de la vida, nos alejamos y perdemos nuestra animalidad. En nuestro frotamiento con la represión contranatura, nos volvemos malos, nos volvemos obsesos, nos volvemos perversos, pero esto no es nada. Veamos. « Comerán la carne de vuestros hijos y comerán la carne de vuestras hijas. Yo destruiré vuestros lugares de culto y vuestros altares de incienso, yo juntaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos y os rechazaré » (Levítico 26, 29). O también, cuando el pueblo hebreo está sitiado: « Comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y de tus hijas, esos que te dio Yahvé, durante este estado de sitio y en este desamparo al que te redujo el enemigo » (Deuteronomio 28, 53). A propósito de los enemigos de Israel, esto dice Yahvé (YHWH): « A tus opresores los haré comer su propia carne, y se embriagarán con su propia sangre como si fuera vino nuevo » (Isaías 49, 26). El interesado puede consultar las famosas lamentaciones de Jeremías, cuando éste le reprocha a Yahvé su canibalismo (Lamentaciones 2, 20), también Lamentaciones 4, 10, y terminar, aunque la lista no es exhaustiva, con esta belleza de  un poeta de polendas, Ezequiel 5, 10 « Por este motivo los padres devorarán a sus hijos junto a tí, y los hijos devorarán a sus padres. »

La Madre rata es un libro sin ancestros en las bellas letras de la patria. Ya lo dije o insinué pero repito. Es una crítica vitriólica del matrimonio, es un escupitajo contra la familia, contra la sociedad y, por extensión, contra la reprimida y perversa humanidad en la tribuna de Occidente, donde estamos. La asperidad algo repelente y cómica del título arremete, como un ariete con cabeza de carnero, contra el portón medieval del oscurantismo, contra la supuesta moral, contra los valores inculcados y contra cualquier forma de acondicionamiento del ser humano… ¿Parábola de la condición humana? Tampoco exageremos, esta novela de juventud y de aprendizaje es apenas la parte visible del iceberg en la capacidad creativa del autor… ¿Belleza formal? No hay belleza formal, la belleza será convulsiva o no será, merci, André Breton… Es una obra impecablemente escrita, bella y muy divertida, pues esta impecabilidad y esta belleza nada formal se apoyan en los contrastes morales. Puede que sea un exutorio, un ajuste de cuentas consigo mismo, una catarsis, en verdad todo acto poético es una catarsis, en consecuencia puede ser sentida como un canto a la libertad, al arte, al amor, al erotismo, a la belleza de la vida aunque sea por contraste. La Madre rata muestra, como piezas de carne fresca en un refrigerador metálico y transparente, eso de lo que todos y todas somos perfectamente capaces… ¿He dicho inmoral? ¿Qué es la moral? Ahora sí, agarramos carne. El que quiera entender, que entienda.



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